sábado, 19 de enero de 2008

Del Sin Límite al Límite, una conversión difícil


Antes se solía decir que para jugar bien a póquer había que empezar en la modalidad con límite, pues supuestamente en ella se aplican mejor todos los conceptos teóricos recientemente aprendidos. A decir verdad yo siempre me he mostrado en contra de tal aseveración, y puedo decir orgulloso que me he convertido en un buen jugador sin haber practicado casi el Límite.

Eso sí, ahora sigo sin jugar apenas al Límite y me gustaría hacerlo más a menudo. ¿Por qué me contengo entonces? Pues porque en esa modalidad soy un auténtico pez. Malditas implicaciones en el bote... Y es que, acostumbrado al SL, me cuesta horrores tirarme de una mano en la que, por ejemplo, sólo tengo que pagar 20 puntos para ver un bote de 140. Esta característica, la implicación en el bote, es precisamente lo que provoca que entre ambas modalidades diste un abismo.

Por cierto, si acabas de empezar en esto del póquer y te vas a dedicar al Sin Límite te recomiendo que te compres libros de estrategia orientados a tal modalidad. Fíjate bien, pues hay muchos que se centran sólo en el Límite.

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