domingo, 9 de diciembre de 2007

El juego ralentizado


El otro día estaba jugando a Texas y en el flop ligué póquer (al menos ligo en el póquer, porque en la discoteca ya llevo tiempo sin hacerlo... :p). Mi mano, cómo no, era absolutamente invencible y como sólo me enfrentaba a un rival intenté inducirle al farol para quedarme con sus fichas.

Sobre la mesa sólo había ocho euros, él pasó y yo hice lo mismo. En el turn volvió a pasar, yo pensé en apostar pero al final me retuve porque le vi muy débil y él sólo tenía cinco euros de stack, así que decidí volver a pasar con la esperanza de que me la intentara colar en el river. Y así fue, tras aparecer la última carta común fue con sus restantes fichas y mi slowplay salió redondo.

El juego ralentizado, no obstante, sólo es recomendable en contadísimas ocasiones, siempre que se junten las siguientes condiciones:

- Nuestra combinación es insuperable.
- Los rivales muestran debilidad.
- El flop invita a tirarse porque hay proyectos de color, proyectos de escalera, cartas dobladas, etc.

En el resto de casos creo que siempre es mejor apostar.

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